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LA JUSTICIA SE RESPETA

Abogado conciliador y docente universitario.

02/10/2020

Por: NICOLAS LLORENTE.

Email: Neutro-Niko@hotmail.com

Por estos tiempos las cortes sin duda han dado de que hablar y como es apenas lógico las personas toman posición frente a la decisión. Sin embargo, muchos fanáticos, sobre todo de derechas y propagandistas políticos que fingen ser periodistas escondidos detrás de alguna emisora, critican y objetan las decisiones de la corte maliciosamente. Y ni qué hablar de la extrema derecha que busca a toda costa tumbarla, pulverizarla, eliminarla y reformarla a su capricho para salvar a sus mártires y a los suyos propios.

 

Las decisiones en derecho de la justicia siempre son controversiales y es apenas razonable que no a todos les guste, o no todos compartan las decisiones de las altas cortes. Sin embargo, la justicia es pilar fundamental de una democracia liberal y del estado de derecho, y gústele a quien le guste debe estar allí para evitar abusos y arbitrariedades del gobierno de turno. Aun así, ha sido blanco de calumnias, amenazas, hostigamientos, interceptaciones y amagues de reformas autoritarias e incluso ataques armados. Repasemos la historia brevemente:

 

En 1985, un 6 de noviembre, un día tremendamente trágico para la justicia de este país, el llamado “día que murió la justicia”. Ese fatídico día en que la ex guerrilla del M-19 se tomó el palacio de justicia con fines publicitarios, poniendo en riesgo a decenas de personas, y sobre todo a magistrados magníficos que luchaban contra el ya envilecido y violento narcoterrorismo que se tomaba a sangre y fuego el país, sorpresivamente el ejercito inició una violenta y abiertamente desproporcionada retoma del palacio.  Armado con sus tanques de guerra, un ejército inexperto dispuesto a recuperar el palacio a toda costa, inició un operativo que tuvo como resultado una masacre total: la muerte de decenas de inocentes y desaparecidos. Sin duda una de las heridas más abiertas en la historia política del país y que aún se resiste a cerrar. Un hecho que el M-19 capitalizó para acelerar un proceso de paz, y que como resultado permitió la desmovilización y entrega de armas de esa ahora ex-guerrilla, y que la asamblea nacional constituyente derivara la pluralista, progresista y garantista constitución de 1991 que dio de baja a la autoritaria y retrograda constitución de 1886.

 

Nuevamente entre el año 2005 al 2009 durante el gobierno de Álvaro Uribe, las cortes fueron esta vez blanco de perfilamientos y de interceptaciones ilegales de parte del extinto D.A.S., que funcionaba como la policía secreta política del gobierno, “chuzando” a diestra y siniestra a cuanto magistrado intentara investigar o indagar el autoritario y genocida bien conocido gobierno de Álvaro Uribe. Y como si fuera poco, el caudillo no contento con tomarse el poder durante 8 sangrientos y nefastos años, buscaba un tercer mandato abiertamente inconstitucional y antidemocrático. Una vez más la corte constitucional decapitó sus deseos y aspiraciones haciendo respetar la constitución.

 

Después fue la mismísima J.E.P., la justicia transicional que tiene la titánica tarea de investigar, escrudiñar y develar la verdad del conflicto armado que azotó al país por más de 50 años, y además de dilucidar y tomar decisiones contundentes. Nuevamente la extrema derecha arremete y ataca engañosamente a la J.E.P., acusándola de ser el tribunal a favor de las F.A.R.C. (ahora partido político), y de supuestamente garantizar la impunidad de los miembros del secretariado de la extinta guerrilla, amenazándola abiertamente con eliminarla y destruirla. ¿A qué le teme la extrema derecha? Por supuesto: a la verdad.

 

Actualmente las cortes vienen siendo bombardeadas y calumniadas sistemáticamente por la extrema derecha, acusándolas de prevaricadoras, de ser aliadas de la extrema izquierda o de ser abiertamente mafiosas. Todo esto a raíz de la decisión histórica del llamamiento a indagatoria y posterior medida de prisión domiciliaria al expresidente y ex-senador Álvaro Uribe Vélez. Empeñados en difundir mentiras y falsedades. Sin embargo, la corte no dudó en trasladar el caso a la fiscalía apenas el ex-senador renunció estratégicamente a su curúl en el parlamento, dejando claro que no existía ni apego, ni animadversión por el indagado.

 

Nuevamente ahora son dilapidadas por la valiente decisión de llamarle la atención al gobierno nacional y al ministerio de defensa en dar verdaderas garantías a la protesta social y de revisar y corregir los protocolos de acción tanto de la Policía Nacional como del E.S.M.A.D. frente a los manifestantes pacíficos o exacerbados. A propósito, de otra decisión contundente, que fue la de retirar temporalmente la escopeta calibre 12 usada por el escuadrón antidisturbios; aquella que impactó en el cráneo del joven Dilan Cruz, quien murió horas más tarde a consecuencia de este hecho.

 

Las importancia de las altas cortes son sumamente importantes y juegan un papel esencial en los pilares básicos del estado de derecho y en una democracia liberal, protegiendo como debe ser a la ciudadanía y la mismísima constitución de arbitrariedades y de los delirios de gobernantes de turno, y sobre todo del peligro y autoritarismo de caudillos populistas dispuestos a tomarse el poder. Sin embargo, cabe mencionar, que las altas cortes no están libres de pecados. La burocratización y la politiquería han dilapidado su credibilidad y su confianza, llegando a su perversión más baja con el llamado “cartel de la toga”, que se dedicaba a torcer fallos y a prostituir la justicia a cambio de plata y de favores.

 

Sin duda la justicia necesita reformas rotundas, necesita ser fortalecida e independiente de la política para recuperar la legitimidad, la transparencia y la ética en la ciudadanía. A pesar de todo, las decisiones en derecho tomadas transparentemente deben ser respetadas y  puede que no nos  gusten algunas decisiones sin embargo la justicia es fundamental para el fortalecimiento de una democracia rigurosa y un post conflicto transicional pacifico y un estado de derecho serio sin duda la justicia se respeta.

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