11/09/2020
Fuente: ZonaCero
El ex sacerdote Alberto Linero realizó este viernes una reflexión sobre la necesidad de aprender a manejar nuestras emociones, ante el caso de suicidio experimentado en su familia en el que murió la hija de su primo hermano en Ciénaga, a causa de un episodio de depresión.
En su acostumbrada intervención diaria en Mañanas Blu, Linero habló de que «nos enseñan mucho desde lo cognitivo, pero poco desde lo emocional».
«Recibí la triste noticia de que la hija mayor de un primo hermano que apenas contaba con 17 años ella, se había suicidado. Es uno de esos momentos en los que faltan las palabras, en los que sólo se puede decirle a los papás estamos con ellos para compartir el dolor porque, al fin y al cabo, creemos que cuando los dolores se comparten, menguan», sostuvo.
Y agregó: «A veces siento que este tipo de circunstancias son muy difíciles para mí, porque mi experiencia espiritual me lleva a confiar y a creer, pero el dolor es muy fuerte y los demás esperan que uno tenga una palabra que quite ese dolor y la verdad no se tiene. No hay una palabra que quite el dolor como las personas lo esperan».
Dijo que después de colgar el teléfono, se preguntó «qué puede llevar a una joven con tantas posibilidades a tomar esa decisión, intento responderme pero sé que no hay una respuesta absoluta. Y todo esto me hace volver a pensar en un tema al que le he dedicado mucho tiempo, la educación emocional. Sí creo que nos enseñan mucho desde lo cognitivo, pero no nos enseñan a manejar nuestras emociones. Sabemos cuál es la capital de Guinea ecuatorial, pero no sabemos qué hacer con nuestra ira o con nuestra tristeza».
Linero reflexionó y dijo: «Desde la experiencia que he tenido al trabajar sobre ese tema puedo pensar que por lo menos de tres cosas tenemos que apropiarnos de ellas ,la primera es que hay que tener una percepción y una aceptación de nuestras emociones, no podemos negarnos a sentir pero sobre todo tenemos que identificar qué es aquello que estamos sintiendo ya que sólo si lo reconocemos plenamente podemos trabajarlo. Lo segundo, tenemos que tener control de nuestras emociones no podemos permitir que nuestra emociones desbocadas nos lleven a dañar nuestra propia vida y la de los demás».
«Nadie tiene que pagar las consecuencias de cómo lo sentimos porque es nuestra responsabilidad», agregó.
Y añadió: «y tercero hay que evitar poner en riesgo nuestro proyecto de vida, no podemos permitir que el mal manejo de una emoción nos lleve a la desilusión y a la destrucción de todo lo poco que hemos ido construyendo. Hoy, definitivamente necesitamos educarnos emocionalmente, eso es tan importante como aprender a leer o escribir».